jueves, 19 de julio de 2012

Es fascinante la forma que tenemos de pasar de la felicidad absoluta a una tristeza depresiva. Por mi parte, ocurre muchas veces. Puedo levantarme con mucho ánimo, pensando que va a ser un gran día, sacando una gran sonrisa a todo el mundo que veo. Pero van pasando las horas, y te van pasando cosas. En casa te dicen que hagas esto, que hagas lo otro.... Si lo haces, se quejan igual a ti, en resumen, que nunca haces nada bien. Pero pasas, porque sigues pensando que el día puede mejorar. Llega la tarde, y las cosas no siguen yendo bien. Una discusión con un amigo, algo que te cuentan y no te sienta bien... y al final, acaba ocurriendo. Te deprimes, porque los días siempre acaban mal. Porque las noches siempre las tienes pasadas por lágrimas, y sabes que no puedes seguir así, pero tampoco sabes qué hacer para arreglarlo. Tampoco sabes si un día acabará esto, o si alguien te ayudará a dejar de deprimirte. 
Es difícil, es muy difícil vivir así casi constantemente. Parecerá que soy bipolar, pero simplemente soy adolescente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario